La idea de tener un amante se asocia solamente con relacionarse con otra persona, con la que por ciertas normas sociales, civiles o religiosas está prohibido, pero aquí no se habla de eso.

Aquí se habla de encontrar algo por lo que te apasiones, que te haga vibrar, algo a lo que le dediques tiempo, algo en lo que pienses continuamente para hacerlo, que te relaje, que te alegre el día, te emocione, que al pensar hacerlo no surja en ti la idea de cansancio, flojera, apatía.

Algunos encuentran este amante en el arte, por eso se escuchan historias de artistas que dedicaron su vida a sus obras, que invertía casi todo su tiempo en pintar, escribir, esculpir, tocar, etc.; también hay relatos de grandes científicos que se apasionaron por la ciencia y que incluso sus necesidades básicas las llevaban al mínimo.  Ellos se entregaron sin reservas por que encontraron lo que más les emocionaba y los hacía sentirse vivos.

¿Cómo buscar un amante?

En el deporte también existen grandes atletas que sanamente han dedicado su emoción a esta actividad, y en cada una de las actividades ya sea profesionales u oficios existen personas apasionadas por la actividad que realizan.

Pero en lo cotidiano se debe encontrar ese amante, ese momento del día en el que hay una entrega total por la actividad, el disfrute de lo que se hace, vivir el presente como si fuera el encuentro entre los amantes, que vuelve el momento en perfecto.

A la hora de manejar, de cocinar, de barrer, de bañarse, de comer, cada momento vivido en el aquí y el ahora es el encuentro con el amante, es el encuentro con uno mismo, no hay pasado ni futuro, solo el disfrute del presente.

Encontrar cada día un espacio privado para el encuentro con uno mismo es necesario para la salud física, emocional, mental y espiritual, ese encuentro se puede llamar meditación.