Las responsabilidades y obligaciones de los padres de familia, los llevan muchas veces a vivir una relación con los hijos en los que predominan las reglas, los límites, los castigos y las amenazas, con la buena intención de educar bien.

Pero la realidad es que regularmente no se dan tiempo de disfrutar la vida con ellos, trabajan y se esfuerzan para que los hijos tengan lo mejor materialmente, y dejan de tener lo mejor, la convivencia con los padres.

Es enriquecedor para la formación de los niños, jugar con los padres, cantar, bailar, preparar alimentos, correr, reírse, divertirse, hacer cosas como si todos fueran niños, armar rompecabezas, hacer burbujas, mojarse, jugar con tierra, etc.

¿Los adultos son aburridos? saca a tu niño interior

Y para los padres de familia puede ser relajante y divertido, olvidarse un poco de esas reglas que parece ser que siempre están en medio de la relación de los padres con los hijos, educar y formar no es contrario ni se opone a la diversión.

Divertirse con los hijos también es una oportunidad de que los padres de familia se conecten con su niño interior, ese al que le gusta jugar, le gusta reírse, que necesita relajarse de las constantes y cotidianas responsabilidades.

Escuchar sin juzgar al hijo, al niño, reconecta al adulto con su niño interior, es una oportunidad de volver a divertirse con la inocencia del niño, con lo simple y lo sencillo que es estar a gusto en el presente, vivir en el presente es una cualidad natural en los niños que conforme van creciendo la pierden por empezar a tener expectativas que es pensar en el futuro o pensar en el pasado.

Los niños en su primera infancia están totalmente conectados con el presente, con lo que están haciendo, su disfrutar es total y natural, los adultos lo pueden hacer si por algún momento solo están en el presente y vuelven a recordar, a sentir como niños.