La escuela hace muchos años se dedicaba a enseñar, impartía conocimientos, los niños aprendían a leer, escribir, sumar, restar, historia, geografía, etc. y apoyaba en la práctica de valores.

  En casa los niños aprendían a manejarse con valores, hábitos de higiene, sobre alimentación, comida chatarra, evitar lastimar su cuerpo, medidas de seguridad, la convivencia familiar era natural, etc., aspectos de formación, cosas que son para la vida, cosas para ser un buen ser humano en la sociedad.

  Sin embargo, las cosas han cambiado, las condiciones socioeconómicas y las necesidades inventadas han provocado que las madres de familia salgan de los hogares en donde formaban a los hijos a trabajar, por lo que se ha delegado esta tarea de la formación a la escuela.

La familia un espacio de formación

  Pero la escuela no es el mejor espacio para la formación, cada año el niño se enfrenta a una nueva maestra y esta enseña y forma al alumno desde su historia personal, el siguiente año es otra, y así sucesivamente, lo que resulta es una ensalada mal combinada.

  Los valores y las tradiciones familiares son las bases para convivir sanamente en sociedad, como respetar a los demás, ser honesto, honrado, leal, trabajador, etc. cosas que forman buenos seres humanos, las conexiones familiares, los lazos formados con amor con los padres y los hermanos nunca se rompen a lo largo de la vida.

  Los padres en esencia quieren lo mejor para el hijo, quieren formarlo de la mejor manera para que sea feliz, para que logre resolver sin lastimar a otros los retos y problemas que se le presenten en la vida.  Las cosas que se aprenden en el hogar son las que forman al ser humano, desde lo más cotidiano hasta lo más especial, son las que enriquecen el espíritu, porque se hace un contacto de corazón a corazón.