En la actualidad se tiene acceso a mucha información sobre diferentes tópicos, por ejemplo en las redes se comenta sobre lo bueno y lo malo de los alimentos entre otras cosas.
Podemos encontrar sugerencias de que comer o que no comer para bajar de peso, que se disminuya el consumo de grasas, que no se consuman carbohidratos después de cierta hora de la tarde noche, que lo conveniente es comer la fruta a mordidas para una adecuada digestión y no en jugos.
Otra idea para la salud, es que el organismo se enferma cuando se consumen mayormente alimentos procesados y cocinados, porque además de todo lo que implica ingerir conservadores, colorantes, saborizantes, etc, que son químicos no naturales en el cuerpo, estos provocan que el organismos se acidifique y este medio es propicio para virus y bacterias. Bajo este enfoque se sugiere mantener el organismo alcalino, para lograrlo se dice que es bueno comer frutas y verduras crudas, y también tomar agua con limón a la que se le agrega una pizca de sal del himalaya, de bicarbonato de sodio y de manera opcional una cucharada de miel.
El agua se dice que es necesario tomar dos litros al día, pero que esta se tome en tragos pequeños para que el organismo se hidrate.
También se escucha sobre las grasas buenas y malas, que de preferencia se consuman grasas de alimentos naturales como la nuez, almendra, cacahuate, pistache, piñón, etc., y no alimentos fritos.
La sabiduría de mi organismo
Evitar la carne en la alimentación es otra alternativa, en la que se dice que los seres humanos no están diseñados para consumirla, ya que el tamaño del intestino es más grande que el de los animales carnívoros, por lo que el intestino absorbe por putrefacción toxinas, además se piensa que la carne va acompañada de las vibraciones del animal.
La realidad es que el organismo está afectado por muchos factores como son los hereditarios, genéticos, ambientales, sociales, costumbres, hábitos, temperamento, personalidad, conducta, tipo de sangre, etc. que lo vuelven muy particular, por lo que decir de manera general que algo es bueno o malo en la alimentación para la salud, se vuelve ambiguo.
Lo importante es la autobservación, qué le pasa a mi organismo, qué me pasa si como tal o cual cosa, en qué momento, en qué cantidad. No todo tiene un impacto inmediato, pero si se aprende a escuchar lo que dice el organismo, cómo están las uñas, el cabello, la piel, el olor, el temperamento, etc., se puede saber cuál es la adecuada alimentación. El reto es la autobservación.