Las actividades diarias como bañarse, lavarse los dientes, recoger la ropa sucia, doblar o colgar la ropa, acomodar los juguetes, colocar los cubiertos en la mesa, lavar trastes, barrer, trapear, etc., pueden volverse divertidas.
Es conveniente que todos los integrantes de la familia asuman que las tareas de la casa es responsabilidad de todos, y desde temprana edad pueden los niños participar asignándoles actividades propias de su edad.
Divertirnos en casa
Para que las tareas de la casa no se vuelvan una responsabilidad = carga, es importante además de considerar la edad de los hijos, el tiempo en que van a realizar la tarea.
Considerar el tiempo en que el hijo va a realizar la tarea de la casa, desde el mundo de los niños, desde sus formas de hacer las cosas, no hay necesidad de que se les exija que lo hagan como adultos, con la mirada del adulto, con las presiones del mundo adulto.
Paso a paso se le enseña a los niños cómo hacer las cosas, el aprendizaje requiere repeticiones, y los niños tienen una tendencia a la perfección por lo que irán perfeccionando sus quehaceres cada día.
Compartir entre padres e hijos los quehaceres de la casa, son una oportunidad de enseñar, aprender, comunicarse, acercarse y compartir historias, esto lo puede volver divertido.